Educar frente a la crisis ecológica será eficaz si se parte de una imagen distinta del
hombre, de la sociedad, de la vida y de la naturaleza. Y desde ahí, el sentido nuevo de la
educación es vivir para otro, para el alter que me permite vivir en equilibrio o de modo
sostenible.
Para ello, es necesario superar el actual modo de vida capitalista. Y ello exige
otra antropología y ética. Desde ahí, educar es responder de lo otro viviente. Se propone
la compasión como valor central de una ética distinta, inserta en la pedagogía de la
alteridad, siendo otro modo de educar para el desarrollo sostenible.