Immersion Through Culture: Representations of the “Day of the Dead” in Film
Autor
Dimitriadis, GiorgosFecha
2020Resumen
La celebracion mejicana del “Día de muertos” ha sido utilizada repetidamente en el cine,
con tres ejemplos muy conocidos que van desde las recientes Coco (Lee Unkrich and Adrian
Molina, 2017) y Spectre (Sam Mendes, 2015), hasta la clásica escena que sobrevivió de ¡Que
Viva Mexico! (Sergei Eisenstein, 1931, inconclusa). Aunque muy diferentes en casi todos
sus aspectos, las tres exploran el hallarse en un “limbo” tanto en el contenido como en la
técnica: el gozo que surge de fusionar vida y muerte resulta para los directores una metáfora
visual y una herramienta para indagar en el solapamiento entre cine y realidad. El “Día de
muertos” (como demostración cultural visualmente poderosa) hace que en cada película se
combinen diferentes técnicas fílmicas que explícitamente, pero de forma muy diversa, aluden
a una inmersión sensorial que atrae a los espectadores a dicho reino. De este modo, el “Día
de muertos” epitomiza las formas en las que un elemento cultural común puede ayudar a
la traslación de las visiones personales de los directores en eventos fílmicos diferenciados. The Mexican celebration of the “Day of the Dead” (Día de Muertos or Día de los Muertos)
has been recurrently used in film, with three of the most notable examples ranging from
the recent Coco (Lee Unkrich and Adrian Molina, 2017) and Spectre (Sam Mendes, 2015),
all the way back to the surviving footage of ¡Que Viva Mexico! (Sergei Eisenstein, 1931,
unfinished). Though vastly different from one another in almost every respect, all three
cases explore the topic of “in-between” both thematically and technically: the celebration
that merges life and death becomes a visual metaphor and a tool for filmmakers to explore
the ways in which film technique creates overlapping areas between cinema and reality. In
each film, a visually powerful cultural asset such as the “Day of the Dead,” is combined
with different aspects of film technique, explicitly, but differently, appealing to a kind of
sensory immersion in order to attract viewers inside its world. By doing so, the “Day of the
Dead” exemplifies the ways in which a common cultural element can help translate the
personal visions of different filmmakers into distinct filmic events.