Políticas para el desarrollo de los pueblos indígenas en México. Revisión y análisis de las regiones indígenas y propuesta de regionalización de las poblaciones otomíes de Querétaro
Fecha
2016Resumen
Los países latinoamericanos, eternamente en vías de desarrollo, han sido objeto de
múltiples políticas orientadas a conseguir el soñado nivel de bienestar de los países
desarrollados. Como parámetros de éstos, se presentan las grandes potencias -Gran
Bretaña y Francia- y para América el paradigma estadounidense permeó de manera
arrasadora por lo menos a partir de la mitad del siglo XX, en especial para aquél a quien
permaneció territorialmente más cerca: los Estados Unidos Mexicanos.
Las políticas públicas en México, desde que se configuró como Estado-Nación en
el siglo XIX, se encaminaron a formar un país desarrollado y moderno. En este andar, los
pueblos indígenas han significado un permanente reto a integrar en la visión de Estado.
En el siglo XX, durante setenta años México fue gobernado por una política con
un perfil populista, paternalista y corporativista, que generó pocos avances en las
políticas públicas y en especial en la atención social. El siglo XXI no ha sido más
alentador, en los últimos sexenios las políticas públicas se orientaron bajo una
perspectiva fundamentalmente neoliberal, lo que no mejoró la situación del país. Por el
contrario, hoy se tiene como resultado que alrededor del 60% de la población se ubique
en situación de pobreza y que exista un estado de inseguridad y violencia nunca antes
vista, producida por el crimen organizado. Paradigmáticamente, se presenta una
macroeconomía que mantiene los niveles más bajos de inflación en Latinoamérica, pero
que solo ha beneficiado a unos cuantos.
En este México complejo, las poblaciones indígenas cada día se hacen más
presentes en la búsqueda de sus propios destinos. La imposición de políticas continúa en
sus territorios; pero existe un creciente movimiento de los pueblos que ha logrado que
sea cual sea la ideología en el poder, ésta deba plantear nuevas formas de atención ya que
siguen siendo los sectores poblacionales en donde se concentran la mayor pobreza e
índices de marginación. No obstante, es importante destacar que es en estos territorios,
donde las políticas estatales y las empresas tienen especial interés por los recursos
naturales; lo que provoca grandes tensiones entre el Estado, las empresas privadas y las
comunidades.
Considerando que la identificación y delimitación de regiones indígenas fue y
sigue siendo una de las estrategias que el Estado ha utilizado, para distribuir y definir las acciones para el desarrollo de políticas públicas en las poblaciones indígenas; la
construcción de éstas, ha sido trascendental en la vida de las comunidades, ya que han
definido el marco espacial de cobertura de los programas de atención social de las
instituciones gubernamentales, incluyendo y excluyendo población y acercando o no
recursos a estos territorios. Por lo anterior, también la identificación de las áreas
indígenas siempre ha sido un reto académico y de los gobiernos en turno.
Durante la mayor parte del siglo XX, se utilizaron las regionalizaciones centradas
en concentraciones de hablantes de alguna lengua indígena. Sin embargo, en las últimas
décadas, se han realizado nuevos acercamientos de regionalización, que considero que
aún se mantienen muy generalizadores; no alcanzan a explicar la heterogeneidad
prevaleciente al interior de las mismas y su relación con las poblaciones no indígenas.
Dicha situación, aunada a otras muchas circunstancias1
, ha generado que las acciones
emprendidas desde el Estado presenten un bajo perfil de resolución de los problemas
sociales, y que incluso, lleguen a generar mayores desigualdades al interior de las
regiones al no entender el mosaico social al que se enfrentan.
Los diversos planteamientos de análisis regional, dejan ver las ventajas
metodológicas que éstos ofrecen para el conocimiento de las sociedades. No obstante, es
y será muy importante la perspectiva con la que la región se construye, ya que de ello
dependerá el nivel de profundidad del conocimiento de los espacios y poblaciones en los
que se pretende intervenir. Es en este sentido, si se concentra la mirada en elementos
culturales representativos, como fueron las primeras regionalizaciones, no se observan
las dinámicas que se establecen en los espacios ocupados; mientras que si nos
concentramos en la interrelaciones, podemos analizar: los procesos de apropiación de
territorio, los conflictos y las convivencias que nos darán un conocimiento más profundo
para la acción social.
Hoy, los aspectos de lo local y la interculturalidad permean en el ámbito
académico y de las políticas públicas. Sin embargo, en estas últimas observo que se
utilizan más como un discurso que como una base para la planeación de acciones. A la
vista de los ejemplos presentados por organismos de la sociedad civil, que han incluido
estos aspectos en todo el mundo y que muestran resultados alentadores; es claro que
dichos conceptos deben ser realmente considerados para la construcción de las regiones indígenas. Hoy en día, organismos internacionales como el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), exigen incluir entre otras las perspectivas de lo local
y la interculturalidad en los proyectos que financian.