El Adelantado don Alonso Fernández de Lugo, conquistador de la isla de Tenerife, fue el encargado por parte de la Corona de Castilla para repartir sus tierras. Aunque la mayor parte de los repartimientos fueron concedidos en lugares previamente señalados, hubo un pequeño porcentaje en los que no indicó el lugar o los linderos, sino que delegó esta tarea en los beneficiarios, con lo que dio comienzo la andadura de señalamientos de los mismos.