Esta práctica artística se establece en torno a historias no
contadas a través de la técnica de bordado, como hilo conductor de sus investigaciones debido a las connotaciones
históricas de la técnica; una disciplina infravalorada, clasificada como “arte menor” y relegada al ámbito femenino.
Una línea de investigación que aborda es el estudio del
imaginario doméstico construido: el hogar como un lugar
supuestamente seguro y agradable, la maternidad y las relaciones dañinas entre madre e hija, o la herencia de los
traumas generacionales femeninos. La otra línea de investigación plantea el concepto de la moda desde lo camp, algo
extremadamente superficial y banal, que ha funcionado
como herramienta de expresión política para la comunidad
LGBT, latina y negra.