La II República Española reconoció el sufragio femenino en 1931. Los partidos de derechas vieron la oportunidad de hacerse con el voto de las mujeres, y estaban convencidos de la necesidad de prepararlas para participar en política. La Asociación Femenina de Educación Ciudadana fue constituida para este fin y, mediante conferencias, propaganda electoral y obra social, consiguieron que las mujeres acudieran en masa a votar en las elecciones de 1933.