1 oveja, 2 ovejas, 3 ovejas.
Author
Martín Digiuni, Sofía AymaraDate
2024Abstract
La subjetividad burguesa privilegia el acceso a la edad
adulta. Un estadio en el que el sujeto se hace dueño de su
propia voluntad, asume el control de un mundo desencantado y se separa de cuanto le rodea para someterlo a
un trato eminentemente funcional. Ese rito de iniciación
implica la superación de la infancia, un estadio, por el contrario, primitivo, que debe ser tutelado y apresuradamente
corregido, en el que la personalidad resulta variable, la
separación entre sujetos y objetos difusa y mediada por el
juego, el perfil represivo de las normas sociales aún no ha
sido interiorizado y el mundo todavía parece animado.
Esta concepción de la madurez acompaña otros tantos
pares polares (razón/emoción, mente/cuerpo, realidad/
imaginación, cultura/naturaleza…) que encubren jerarquías
ocultas con un claro sesgo tanto de edad como de género.
A nadie se le escapa que ese sujeto moderno, civilizado,
adulto y varón, es el protagonista del estado de emergencia social y medioambiental al que nos ha abocado un
progreso insostenible que percibe las cosas como meros
recursos a explotar. Puede resultar ingenuo pensar que
una desestabilización de las jerarquías epistemológicas
en favor de modos de estar en el mundo más femeninos,
primitivo e infantiles vaya a revertir el estado de cosas
actual. Pero lo que realmente resulta ingenuo es pensar
que el realismo puede plantear alternativas a la realidad.
Que pensando igual las cosas pueden llegar a ser de otro
modo.