A medida que las repercusiones relativas a la alteración de los parámetros meteorológicos se van acrecentando, debido al cambio climático, las consecuencias sobre el turismo se hacen, cada día, más evidentes. Se debe abandonar la
idea de que las condiciones ambientales son estáticas e inalterables y comenzar a ser conscientes de los cambios relevantes que ya se están produciendo
en el planeta. En esta situación, la actividad turística no se queda al margen y
el impacto de un sistema climático dinámico y que se encamina hacia nuevos
escenarios, como consecuencia de las emisiones masivas de gases de efecto
invernadero —en adelante, GEI—, es una realidad que no es posible ocultar.
