Espacio P. A través de ello. Dentro / Fuera
Date
2016Abstract
La fundación de museos y otros centros de arte contemporáneo en el
Estado español se ha debido en numerosas ocasiones a la iniciativa
de artistas, críticos y arquitectos. En 1953, se inauguró en el Puerto
de la Cruz (Tenerife) el primer museo de arte contemporáneo abierto
al público en el país, impulsado por el crítico de arte canario Eduardo
Westerdahl, en la ciudad natal de Pedro Garhel. Este polifacético artista
tinerfeño sería años más tarde el fundador de Espacio P (Madrid, 1981-
1997). Se trataba del primer espacio alternativo1, autogestionado por
artistas, que reformulaba las estructuras y funciones tradicionales de
un espacio de arte y cultura. La iniciativa surgió, en este caso, no de
la carencia en Madrid de un museo o sala de exposiciones, sino de la
necesidad de crear un entorno integrador, abierto al encuentro entre
las artes plásticas, visuales, escénicas y sonoras. Esta demanda,
también implícita en el trabajo personal de su fundador, impulsó la
apertura de un lugar de investigación y enseñanza, de producción y
exposición interdisciplinar, siendo la performance y su relación con la
fotografía, la poesía visual, el vídeo, el cine o la música experimental
los ejes centrales de sus actividades.
En este texto repasaremos iniciativas de espacios para el arte
generadas desde la propia comunidad artística a partir de la década
de los cuarenta del siglo XX en España. Señalaremos los emergentes
modelos autogestionados a partir de los años sesenta en Estados
Unidos y contextualizaremos la fundación de Espacio P (paralelamente
al surgimiento de otras iniciativas nacidas en Europa a principios de
los ochenta) en torno a la intersección entre la performance, el vídeo
y la nueva música. Asimismo, emprenderemos uno de los múltiples
recorridos que pueden trazarse por la historia y el programa de Espacio
P a lo largo de los dieciséis años de su existencia. Concluiremos con una
reflexión acerca de las aportaciones de Espacio P al arte y la cultura
contemporáneos; tanto en el ámbito de la introducción de nuevas
relaciones entre distintos lenguajes y prácticas artísticas, como en
la experimentación pionera en el tránsito de la creación analógica
a la digital. Sin olvidar que los cambios estructurales y funcionales
realizados en este centro estaban motivados por el compromiso de
Pedro Garhel con la enseñanza, la vida y la sociedad.