Buscando a Dios. Kant, Adorno y la moral negativa.
Author
Trujillo Abréu, SamuelDate
2025Abstract
El presente trabajo parte de la secreta convicción de que Adorno critica a Kant para salvarlo de sí mismo. Que Kant ocupa una parte central en las reflexiones del pensador desde la vida dañada no debería sorprendernos. Sí lo hace, en cambio, sostener que buena parte de la crítica elaborada sobre la filosofía práctica kantiana por Adorno quiere rescatar algo de éste, aunque no de la misma manera en la que pudo surgir: no una moral normativa y determinante, sino, más bien, una moral material y negativa que tampoco prescinde del instante de verdad de aquella otra en su anhelo. Ahora bien, lo que entiendo por acceso por la vía negativa es una buena manera de explicitar alguna de las claves que se encuentran constantemente desarro- llando el texto. En una conversación con Horkheimer, este le confiesa a Adorno que cree «que la civilización europeo-norteamericana es lo más alto que ha producido la historia hasta ahora en bienestar y justicia. Lo que importa es que esto sea conservado en una condición más alta. Pero solo es posible si uno es intransigente ante esta civilización misma ». No quiere llamar a su defensa «porque de este modo se lo destruiría». 2 Fíjense que lo importante a rescatar aquí no es la idea de occidente como lo más grande, sino el movimiento negativo por el que lo preserva: a través de la crítica intransigente . Esto ya nos da una clave por la que entender la aproximación de Adorno a Kant, que no siempre es tan intransigente, pero desde luego no es permisivo. La segunda clave de aproximación se encuentra en un breve fragmento de una lecciones compiladas en Problemas de filosofía moral en la que Adorno alude a un tal Roland Pelzer, un estudiante al que le estaba dirigiendo una tesis que consistía en «una especie de rescate de las normas morales que no se identifican con la realidad social y que incluso son incompatibles con esta ». De esa idea de incompatibilidad con la realidad social en la que se desarrollan las normas morales surge buena parte de toda la reflexión tocante al imperativo kantiano para salvarlo justo allí donde se hace imposible. Tiene que ver esta, sin duda, con la tercera: la prohibición de mentar el nombre de Dios en lo falso. El por qué de Buscando a Dios lleva implícito este tabú de partida. Está en un pasaje del primer capítulo de Dialéctica de la Ilustración en el que se vincula dicho momento a la posibilidad de establecer negacio- nes concretas de aquella falsa realidad que debe ser superada. No faltan indicaciones tampoco al respecto en el Anhelo de justicia de Horkheimer, en el que hace de la prohibición de mentar a Dios en los falso «un principio básico decisivo de la teoría crítica», aún cuando ello suponga que este suscite «en el ser humano la conciencia de su abandono»; 3 mejor: solo por ello «la esperanza está, primordialmente, en los que no hallan consuelo». 4 Sólo en este sentido negativo es por lo que Dios es importante en un trabajo de filosofía moral, no de teología. Ahora bien, aún con eso quedaría avisar, por lo confuso del asunto, de que este escrito no busca tanto dedicarse al examen de la segunda Crítica, como de encontrarla en un regreso hacia la primera en términos negativos; porque si «en Kant la crítica del conoci- miento impide transcribir la libertad en el ser-ahí», 5 tampoco debería ser menos para todos los conceptos deudores de tal hipóstasis. «Sólo a partir de esta crítica inmanente» de los presu- puestos kantianos se «cree posible salvar su componente crítico»





