Monique Wittig Reconsidered
Autor
Woodhull, WinifredFecha
2006Resumen
Una de las figuras más influyentes y sólidas, tanto del feminismo como de la escritura experimental y de la teoría social desde los años sesenta, Monique Wittig, ha jugado un papel esencial en la reflexión sobre la política de género y sexual, tanto en Europa como en Estados Unidos. Tras su reciente muerte en 2003, conviene llevar a cabo un examen de los diversos contextos político-culturales en los que se leyó su obra desde los años setenta hasta
los noventa, atendiendo a los cambios experimentados a partir de las novedades disciplinares resultantes del declive de la literatura y la teoría francesas como premisas intelectuales de los estudiosos norteamericanos. Mi propuesta es que la mayoría de las interpretaciones, así como las propias teorías de Wittig, ignoran o abiertamente descartan aquellos elementos de sus textos literarios, especialmente los de fines de los sesenta, que vinculan el feminismo
blanco del primer mundo con cuestiones globales de subordinación racial y sexual, así como con los movimientos de liberación tercermundistas; cuestiones que hoy resurgen de diferente manera, dado el interés por la escritura de minorías y los flujos transnacionales del capital, la cultura y los seres humanos. An accomplished and influential figure in feminism, experimental writing, and social theory since the 1960s, Monique Wittig has played a crucial
role in shaping reflection on the politics of gender and sexuality, both in Europe and in
North America. In the wake of her death in January 2003, it seems fitting to undertake a
broad examination the varied cultural-political contexts in which her provocative work has
been read from the 1970s through the 1990s, and to consider the changes in those readings
in relation to disciplinary shifts that have resulted in the near demise of French literature
and theory as intellectual concerns of U.S. scholars. My basic argument is that most readings, as well as Wittig’s own theoretical writings, ignore or explicitly disavow many elements in her literary texts that, especially in the late 1960s, link white first-world feminism
to questions of racial and sexual subordination worldwide, as well as to third-world liberation movements —questions that, today, come to the fore once again, in new ways, given
the recent concern with «minority» writing and transnational flows of capital, culture, and
human beings.