Renunciar al siglo: del claustro familiar al monástico. La funcionalidad social de los conventos femeninos
Author
Pérez Morera, JesúsDate
2005Abstract
Además de resolver el excedente femenino, la causa principal de las fundaciones monásticas
venía dada por la necesidad de mantener la fortuna familiar —base de la posición social—,
no disgregándola en herencias y dotes matrimoniales. Un matrimonio desigual o un pretendiente
que desmereciera a los padres de la novia también podía terminar en el convento.
Destinadas a la vida religiosa desde la cuna, las niñas entraban desde su más tierna infancia,
casi siempre al cuidado de una pariente cercana. El claustro vino a cumplir así el papel de una
auténtica casa familiar —donde conviven hermanas, tías y sobrinas, relaciones en las que se
observan una serie de comportamientos tipificados— y escuela de educación para las hijas de
los principales señores, que ingresaban en calidad de pupilas o educandas con el fin de aprender
las formas básicas de la mundana cortesía. Como casa de recogidas y orfanato, funcionó
además como lugar ideal para internar a las huérfanas, expósitas, ilegítimas e hijas de padres
no conocidos; asilos donde las viudas podían pasar honestamente sus últimos días; salida a la
violencia familiar y refugio para mujeres separadas ante la infelicidad matrimonial. Apart from compensating the female surplus, the main cause of monastic foundations can be
found in the need to maintain the family fortune —the foundation of social position—,
without fragmenting it in legacies and marriage dowries. An unequal marriage or a suitor that
was unworthy in the eyes of his potential parents-in-law could end up with the daughter in a
convent. Devoted to a life of prayer from the cradle, girls entered the convent at a very early
age, almost always entrusted to the care of a close relative. The convent played the role of the
family home —with sisters, aunts and nieces living together in a relationship in which a series
of typified behaviour patterns can be observed— and school for the daughters of the leading
families. They entered the convent as pupils or apprentices, in order to learn the basics of
everyday courtesy. Apart from being a shelter for children and an orphanage, the convent was
also the ideal place to take in orphans, foundlings, bastard girls and the daughters of unknown
parents; a home where widows could spend their final days honestly; a solution for the victims
of domestic violence and a refuge for separated women fleeing from unhappy marriages.