El propósito de este artículo es el análisis del informe realizado por el monarca mauritano Juba II, quien en los albores de la Era envió una expedición de índole político-científica a las Islas Canarias, o Islas Afortunadas, como él las denominó, y cuyos resultados consignó en el tratado Sobre Libia (6 d.C.). Esta información fue recogida décadas más tarde por el naturalista romano Plinio el Viejo, única fuente de transmisión de este texto fundamental para la primera historia de Canarias.