La colonización de la Guayana francesa encontró serias dificultades por parte de la potencia administradora ante la imposibilidad de reclutar mano de obra blanca. La documentación existente en los archivos de ultramar de Aix-en-Provence y Nantes muestran la inviabilidad de enviar europeos para repoblar la Guayana. Ante esa situación el gobierno galo se planteó la posibilidad de recurrir a campesinos de Madeira y Canarias que se adaptaban mejor a las duras condiciones climáticas de la colonia.
