Psiquiatría de guerra

Abstract

EL estudio de la psiquiatría en la Guerra Civil reviste un interés particular debido a varios factores. Entre otros, cabe señalar los siguientes: 1. si toda guerra es terrible, mucho más lo es una guerra fratricida, en la que se enfrentan los habitantes de un mismo Estado.; 2. en el caso de nuestra guerra, la psiquiatría militar, aunque desarrollada de modo teórico, tendrá que enfrentarse, sin apenas experiencia práctica, a una catástrofe de gran magnitud y de penosas consecuencias; y, 3. las graves heridas causadas por armas más mortíferas eclipsan otros aspectos que, hasta cierto punto, eran considerados por los mandos militares en general como “enfermedades invisibles” carentes de una categoría siquiera significativa, por lo que resultará difícil traspasar la “delgada línea roja” a la hora de distinguir lo que es un miedo natural en un soldado de un pánico de causa claramente psicógena o de otros trastornos que puedan obedecer a una causa mental. Resulta interesante reseñar las automutilaciones donde se ven atisbos psiquiátricos pues a) la causa de la autolesión es psicógena; y b) su carácter “contagioso”. Este problema será politizado o instrumentalizado. Aunque el concepto de guerra total es antiguo, fue meramente teórico, a mi juicio, hasta la Guerra Civil. En ésta concurren dos importantes notas para que pueda hablarse por primera vez, de manera completa, de guerra total: las armas de destrucción masiva, en especial los bombardeos desde el aire, y su triste condición de civil, en la que no hay ejércitos propiamente dichos, o dicho con otras palabras, todos son combatientes, sean soldados o no. Y esta penosa circunstancia se percibirá claramente en la incipiente psiquiatría y psicología militares. En 1936, existen dos generaciones de psiquiatras de buen nivel, los pertenecientes a la de 1916 (Lafora, Sacristán y Vallejo), y la de 1931 (Mira, Nieto, López Ibor). Se trata de una época en la que la Sanidad Militar española cuenta con un servicio psiquiátrico bien organizado. Existe un centro institucional con sus funciones específicas, la Clínica Psiquiátrica Militar de Ciempozuelos, dirigida por el teniente coronel médico González Deleito, donde se realizan actividades asistenciales y periciales; y la Academia de Sanidad Militar, en la que el comandante médico Vallejo imparte la docencia psiquiátrica a los oficiales médicos, durante su periodo de formación médica y castrense. El estallido de la Guerra Civil, además de interrumpir y desestructurar la atención psiquiátrica, dividió al Ejército. Así, a los pocos meses del comienzo de la guerra, falleció asesinado en el Madrid republicano el doctor González Deleito, mientras que Vallejo consiguió unirse a los alzados. Vallejo y López Ibor tomaron partido por estos últimos y Mira por los republicanos, de modo claro. La clave estriba en que asistimos a una guerra total, por lo que todo, incluso los civiles, están involucrados completamente en la guerra; así, además de existir una sociología de guerra, una economía de guerra, etc., debe señalarse claramente una psiquiatría de guerra total, en la cual, al menos en el caso de Vallejo y Mira, se emplea un maquiavelismo psicopreventivo y psicoterapéutico, es decir, el fin justifica los medios, si la psiquiatría sirve para ganar la guerra, aunque los individuos afectados por enfermedades mentales no sean adecuadamente atendidos.