Lenguaje e inclusión educativa : reflexiones para atenuar el fracaso escolar
Author
Acosta Rodríguez, Víctor M.Date
2016Abstract
El lenguaje es una destreza fundamental para el desarrollo de los
seres humanos por su conexión con la aparición de habilidades personales,
sociales y académicas, y por su papel en la construcción de los
pilares sobre los que se sustentarán todos los conocimientos posteriores.
Aunque son muchas las personas que lo adquieren sin un gran esfuerzo,
se estima que en la Unión Europea hay casi 6 millones de niños y
adolescentes (entre 0 y 18 años) que tienen algún tipo de problema en
la adquisición de su primera lengua, sin que haya causas neurológicas,
sensoriales o físicas que lo impidan, es decir, sin necesidad de que tengan
discapacidad intelectual, autismo o sordera.
Si bien la primera impresión que pueda tenerse
sea la de un retraso en el habla, lo que acaece realmente es un enlentecimiento
en la adquisición del léxico que tendrá consecuencias devastadoras
sobre el inicio del desarrollo gramatical y, posteriormente, sobre
el discurso conversacional y narrativo. Por lo tanto, no es que se hable
mal, sino que se tienen unas pobres habilidades lingüísticas.
sino que se tienen unas pobres habilidades lingüísticas.
Al mismo tiempo, cuando estos niños y niñas con retrasos en la adquisición
del lenguaje ingresan en el sistema educativo, suele ocurrir que
sólo una parte de ellos es identificado correctamente, mientras que una
considerable proporción puede quedar mucho tiempo sin diagnosticar
debido a que sus manifestaciones clínicas están subyacentes o se consideran
poco graves (se prioriza la gravedad como si de una enfermedad se
tratara). La consecuencia de esto es que un número significativo de ese
alumnado no recibe los apoyos necesarios, al entenderse que la acción
psicopedagógica puede esperar.
Ante este preocupante panorama, que no hace sino incrementarse
con el paso del tiempo, el sistema educativo no puede quedarse impasible.
Muy al contrario, las instituciones educativas deben frenar el impacto que
esta situación tiene sobre la tasa de fracaso escolar. Para ello se tendrá
que llevar a cabo numerosas modificaciones y adaptaciones curriculares
y organizativas que permitan ofrecer estrategias, desde la colaboración
educativa, que faciliten el éxito de este alumnado.