A partir de la segunda mitad del s. XIX comienza a establecerse un nuevo paisaje cambiante y disperso a nivel global fruto del incremento de los movimientos transnacionales. Como consecuencia de estos
movimientos, la idea de que la cultura va ligada a los estados nación
comienza a resquebrajarse puesto que ya no resulta posible identificar
imágenes culturales con contextos locales. Resulta imposible mantener
la idea de que cada país encarna una cultura y una sociedad que le son
propias y distintivas (Chakrabarty, 2009).
¿Cómo podemos saber entonces cuáles son los procesos que
constituyen la experiencia de la identidad cultural en el presente?, ¿a qué
lugar pertenecen las culturas híbridas de la poscolonialidad?, ¿cómo surge la identidad del sujeto diaspórico?.