Estudio de la siniestralidad en el ámbito de la marina mercante desde 1950 a 2015: evolución y propuestas de mejora en buques de pasaje y cruceros
Fecha
2018Resumen
Los accidentes en el ámbito marítimo siempre suscitan gran revuelo entre la opinión pública. Si además se trata de embarcaciones que transportan pasajeros y se producen fallecidos en el accidente, las administraciones afectadas enseguida proceden a realizar una investigación para esclarecer las responsabilidades, pues son muchos los intereses puestos en juego.
En nuestra sociedad, tanto la prensa como la opinión pública, cuando se produce uno de estos accidentes, no tardan en compararlo con el del Titanic, más de 100 años después de haberse producido, lo que pone de manifiesto hasta qué punto caló en la sociedad tal incidente.
El transporte marítimo es un gran negocio, y no es la primera vez que cuando se producen accidentes, los usuarios o la administración buscan formas alternativas para evitar viajar en los buques, optando por otros medios como el avión o construyendo nuevas infraestructuras para reducir el uso de las embarcaciones como se ha hecho en Japón, con puentes uniendo sus islas.
Cualquier accidente es grave, pero si se demuestra que ha existido negligencia por parte de la tripulación o ésta abandona a los pasajeros, enseguida la opinión pública responde negativamente ante unas acciones que consideran totalmente inmorales. Estas actuaciones son las que han propiciado que la sociedad mire a los marinos y a todo lo referente a la profesión con cierto recelo, en primer lugar, por la cantidad de historias y leyendas que circulan sobre estos, sobre todo de su vida azarosa y alejada de la sociedad, de sus familias, lo que implica un gran desarraigo por parte de estos.
Este trabajo debe verse también como un alegato reivindicativo de la profesión y los profesionales de la mar, sin duda alguna, en su mayoría profesionales cualificados y con un altísimo sentido del deber, pero una reputación que enseguida queda en entredicho, cuando uno de estos profesionales, abandona el buque y a los pasajeros a su suerte, algo a todas luces inexplicable. Los pasajeros dependen de la tripulación, confían ciegamente en su profesionalidad y así debe ser, pues en caso de que se produzca un siniestro, estos deben acatar las indicaciones de la tripulación para que la respuesta ante la emergencia sea lo más efectiva posible.
Por naturaleza, el ser humano es confiado y en múltiples ocasiones pierde su sentido crítico y la percepción de la realidad, son capaces de viajar a países “exóticos” y asumir allí riesgos inaceptables en su país de origen.
En trabajos anteriores, detectamos una gran problemática referente a países donde viajar como pasajero en una de sus embarcaciones representa un gran riesgo para la vida, sobre todo debido a la negligencia y poco sentido común de las personas encargadas de explotar allí el negocio marítimo, muchas veces sin escrúpulos y con la connivencia de las administraciones, por más que la comunidad internacional, a través de organización es como la OMI o la EMSA, traten de poner coto a dichas prácticas, mediante normas y convenios internacionales.
Da la sensación de estar en un juego con “tramposos”, mientras que la mayoría de las navieras aceptan reducir su beneficio en favor del cumplimiento de la normativa y mejorar la seguridad, otras, sin duda, auténticos desaprensivos buscan nada más que su lucro personal.
Con esta tesis, tratamos de denunciar tales prácticas y concienciar a tripulantes y pasajeros que no todo vale en éste sector y que los tripulantes tienen el deber de proteger a las personas a su cargo, pues han depositado en ellos sus vidas .
Estudiaremos pues la evolución de la accidentabilidad en la mar desde los años 50 hasta la actualidad y que medidas podríamos poner en práctica de manera “sencilla” para mejorar la situación y evitar que se produzcan víctimas mortales en los accidentes, que cada vez de ben ser menos y donde se debe tratar de contener lo que comúnmente se conoce como “factor humano”, uno de los más difíciles de controlar y así paliar su efecto, lo que supondría un gran logro para el sector.