El paisaje sublime. La naturaleza trágica en la pintura del Romanticismo.
Fecha
2019Resumen
Hasta el siglo XVIII el paisaje fue considerado un género menor. La irrupción del
Romanticismo en el panorama artístico y cultural a finales del siglo tiene como resultado
una revalorización de la pintura de paisaje, que se convertirá en el arte decimonónico por
excelencia. Los románticos no pintan paisajes por el simple deseo de plasmar la exuberante
vegetación, las grandes montañas y los mares agitados en el lienzo, sino que atribuyen a la
naturaleza un simbolismo que permite comunicar su mundo interior y sus emociones más
profundas. La concepción panteísta de la naturaleza hace que los pintores encuentren en
estas imágenes la manifestación de lo divino, del Dios creador. Lo importante no será la
religión como dogma, sino el deseo primigenio de retornar a la naturaleza, de alcanzar una
realidad superior y unirse finalmente con la divinidad.