Violencia de género: intervenciones desde el cuidado. Una revisión sistemática
Fecha
2022Resumen
Introducción: Casi un tercio de la población mundial femenina ha sufrido violencia física y/o sexual por su pareja en algún
momento de su vida. La violencia contra la mujer define como “todo acto de violencia de género, basado en la pertenencia
al sexo femenino, que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer,
así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida
pública como en la vida privada”.
Metodología: se realiza una revisión sistemática de la literatura de acuerdo con la Declaración PRISMA. Para ello, se
realiza una búsqueda en las bases de datos PubMed, BVS, Cochrane y CINAHL. Se seleccionan 24 artículos siguiendo
los criterios de elegibilidad de la herramienta CASPe.
Resultados: Existen resultados contradictorios sobre si las terapias psicológicas reducen los síntomas de depresión,
ansiedad y trastorno de estrés postraumático (TEPT) en mujeres sobrevivientes de violencia de género. Por otra parte,
no se han encontrado pruebas de que sean perjudiciales. Se ha demostrado que la educación ayuda de manera directa
e indirecta a reducir la violencia de género. Hay intervenciones biológicas que han logrado disminuir el consumo de alcohol
y sustancias. También, se ha probado que la detección por medio de las tecnologías de la información y la comunicación
(TIC) es más eficaz que en persona y que pueden influir factores como el conocimiento o el género del profesional.
Además, las intervenciones basadas en las TIC pueden ser más accesibles y cuentan con una participación mayor. Existe
evidencia de que la implicación comunitaria y la creación de una red social de apoyo previene la violencia de género. Se
observan resultados mixtos sobre si el empoderamiento económico y las viviendas de emergencia/refugios disminuyen o
aumentan las situaciones de violencia. Por último, se han propuesto intervenciones enfermeras equivalentes para todas
las intervenciones encontradas y se han clasificado en dominios.
Discusión: Destaca la importancia de elaborar planes de intervención holísticos y personalizados que reconozcan los
riesgos y las necesidades de las mujeres, y donde se opte por un enfoque biopsicosocial en lugar del tradicional modelo
biomédico. Los cambios de normas de género y cambios culturales pueden suponer un proceso lento. Por otro lado,
existen factores relacionados con el profesional de la salud, organizacionales y relacionados con el paciente que dificultan
la detección de la violencia de género. El uso de las TIC puede mejorar la detección, divulgación y prevención de esta.
Por último, con la capacitación adecuada, las enfermeras pueden ejercer un papel importante en el tratamiento de la
violencia de género.
Conclusión: Se han encontrado 81 intervenciones de evidencia científica contra la violencia de género. Se requieren más
investigaciones de calidad que midan los resultados de las intervenciones a largo plazo. Methods: A systematic review of the literature is done adhering to the PRISMA statement. To undergo this, a search is
accomplished in PubMed, BVS, Cochrane and CINAHL databases. 24 articles are selected based on CASPe’s eligibility
criteria.
Results: There are contradictory results about whether psychological therapies reduce symptoms of depression, anxiety
and posttraumatic stress disorder (PTSD) in gender-based violence´s survivors. Education has been shown to directly and
indirectly help to reduce gender-based violence. There are biological interventions that have decreased alcohol and drugs
abuse. Also, it has been provement that information and communication technology (ICT) detection is more effective than
face to face detection and factors such as the knowledge or gender´s professional may influence. In addition, ICT-based
interventions could be more accessible and have more participation. There is evidence that community involvement and
a social support network prevent gender-based violence. Mixed results have been shown on whether economic
empowerment and emergency housing/shelters decrease or increase violence´s situations. Finally, nursing
interventions´equivalences have been proposed for all the interventions that have been found and they have been
classified into domains.
Discussion: It is important to develop holistic and personalized intervention plans that recognize the risks and needs of
women, and where a biopsychosocial approach is chosen instead of the traditional biomedical model. Changes focused
on gender-norms and cultural changes could be a slow process. On the other hand, there are factors related to healthcare
professionals, patients and organizational process that make it difficult to detect gender-based violence. The use of ICT
can improve the detection, dissemination and prevention. Finally, nurses can be crucial in the treatment of gender-based
violence with the proper training.
Conclusion: 81 nursing interventions based on scientific evidence have been found related to gender-based violence. High
quality research is needed to assess the results of long-term interventions.